La Catedral de Pamplona es el escenario, junto con Leyre y Ujué, de la segunda novela de la escritora navarra Estela Chocarro, Nadie ha muerto en la Catedral (Editorial Maeva). La autora pamplonesa nos sumerge de la mano de los protagonistas de la novela, Rebeca Turumbay y Víctor Yoldi, en los misterios que se esconden tras los muros del conjunto catedralicio. Estela Chocarro estará firmando ejemplares de este libro el 1 de junio a las 18 horas en la XV Feria del Libro de la plaza del Castillo.
¿Por qué decidiste ambientar en la Catedral de Pamplona tu segunda novela? ¿Cómo surgió la idea?
La idea surgió a raíz de un artículo del Diario de Navarra del 29 de abril de 2013 cuyo titular rezaba: “Una capilla del siglo XI en la Catedral de Pamplona”. El subtítulo: “Construida hacia 1085, es anterior a la seo románica”. El artículo iba acompañado de una fotografía de la capilla y todo esto me llamó mucho la atención. Leí entre otros datos que “en Navarra apenas existen edificios de aquel siglo: este sería el tercero más importante tras Leyre y Ujué”. Esto fue decisivo a la hora de ambientar la novela. La Catedral de Pamplona y su capilla del S. XI son los escenarios principales pero también Leyre y Ujué tienen su parcela en una especie de triángulo del románico del S.XI navarro.
¿Qué tiene la Catedral de Pamplona de novelesco?
Todas las catedrales tienen algo de novelesco puesto que todas se han ido conformando a lo largo de siglos de historia, con todo lo que eso conlleva. A raíz de este artículo del Diario lo que hice fue empezar a indagar, pero lo que más me ayudó fue lo que me contó el gestor del Museo de la Catedral, Gonzalo García. Con mucho entusiasmo me enseñó la capilla románica y muchos otros rincones de la catedral al tiempo que me iba ilustrando acerca de su historia y de algunos chascarrillos curiosos. Cuando visitamos la Capilla de los Canónigos surgió la historia del robo del tesoro de la catedral en los años 30 y aquello me fascinó. Investigué sobre el robo en cuestión y el resultado fue muy interesante. En un principio no pensaba incluirlo en la historia porque la trama estaba prácticamente cerrada, pero al final encontré el modo. La visita a la casa del campanero y la historia de la última campanera también me sirvieron para ilustrar mi propia versión de esa figura tan emblemática, ya extinta.
¿Cuál es tu estancia favorita del conjunto catedralicio? ¿Por qué?
No sabría elegir una pues son numerosos los rincones que me han cautivado al conocerlos: La Capilla de los Canónigos posiblemente, por eso tiene un papel tan importante dentro de la novela. Además de su belleza, alberga el tesoro de la catedral y en ella ocurrió el famoso robo. Visitar la cocina también es algo fuera de lo común; recorrer el magnifico claustro, la joya de la catedral es una delicia. La biblioteca capitular supuso toda una sorpresa, está muy bien conservada y es un rincón tranquilo y lleno de magia.
¿Qué conocías de la Catedral antes de escribir el libro?
La había visitado varias veces antes de pensar en la novela aunque mi conocimiento era superficial: la iglesia y el claustro probablemente. Una vez tuve la idea en la cabeza, participé con mi marido de la primera Velada Nocturna que se organizó hace unos pocos años. Se hacía por la noche a la luz de las velas. Vimos la casa del campanero, la campana María, Occidens, el refectorio, la cocina, además del claustro, las distintas capillas y la nave central…
¿Cómo te has documentado para escribir este libro?
La web de la catedral fue mi primer punto de información. A través de ella conocí las estancias más relevantes, su historia… Pero fue sobretodo en las tres visitas que hice a la catedral con Gonzalo García, el gestor del museo, donde encontré la mayor fuente de información. Incluso el Deán de la Catedral tuvo la amabilidad de recibirme en el Arzobispado y de ahí también saqué información e inspiración. Les estoy muy agradecida a ambos. Para la parte relacionada con Dalí y el museo, me entrevisté con Imma Parada de la Fundación Gala Salvador Dalí de Figueres. El Teatro Museo lo he visitado muchas veces. Para la parte de procedimiento, hable con un policía nacional. La bibliografía e internet son de gran ayuda, pero las entrevistas personales son fundamentales.
¿Por qué decidiste escribir y qué te llevo a elegir el genero de la novela negra o de misterio?
Era un deseo de siempre. Algo que tenía muy claro que haría cuando fuese mayor. Llegó un día en que me di cuenta de que ya no había que esperar más y que si no comenzaba ya a realizar mi sueño, se quedaría en el baúl de las cuentas pendientes. Respecto al género, es el que más me atrae. Desde muy pequeña he buscado misterios en cualquier lugar. Es algo que llevas dentro. No lo eliges, sencillamente es parte de tu ser.
¿Qué autores han sido una referencia para ti a la hora de adentrarte en la escritura?
En cada época de la vida te atraen estilos diferentes, pero algunos de los que más me han inspirado son autores de libros que ya son clásicos: Raymond Chandler con su detective Philip Marlowe en cuanto a novela negra; Emily y Anne Brontë con Cumbres Borrascosas y Jane Eyre respectivamente o Daphne du Maurier con Rebeca dentro de la novela gótica. Estas últimas transcurren en ambientes rurales, lo que coincide con mi interés inicial de ambientar mis novelas en puntos de Navarra. “Los pilares de la Tierra” de Ken Follet me resultó muy inspiradora también. El tema de las catedrales o incluso de pequeñas iglesias como la de Cárcar, que aparece tanto en El próximo funeral será el tuyo como en Nadie ha muerto en la catedral, siempre me ha atraído. La confluencia entre la historia, el arte y el misterio me resulta fascinante.
¿Tienes un nuevo proyecto en mente? ¿Con los mismos protagonistas?
Actualmente trabajo en una nueva novela que comparte algunos personajes con las anteriores aunque es muy diferente en cuanto a su temática; sin embargo sigue teniendo un componente local muy importante.
Y tras el tuyo, ¿qué libro faltaría de escribir sobre la Catedral? ¿De qué trataría?
No me atrevo a dar una respuesta concreta a esa pregunta. Creo que son innumerables las historias que pueden surgir de un lugar como la Catedral de Pamplona. Han ocurrido muchos sucesos pintorescos además del robo del tesoro, y el complejo catedralicio tiene siglos de historia en los que poder inspirarse. Por otra parte, cada escritor debe enamorarse de la historia que va a contar y el detonante que le hace decidirse por una u otra ocurre de un modo automático, sin premeditación. El libro que falta por escribir es el que inspire tanto a un escritor como para pasar unos cuantos meses inmerso en la Catedral. Los temas a tratar son innumerables pues por la Catedral de Santa María han pasado reyes, reinas, obispos, ilustres escritores, personas corrientes… Es un escenario lleno de posibilidades.